30/12/2012 · Tiempo Argentino Literatura que borra las fronteras de los géneros, por Nicolás G. Recoaro
Cuentos, crónicas y poemas le dan cuerpo a Batido de Trolo, segundo libro de Naty Menstrual. Una escritura que se define como travesti trash y que derriba las convenciones textuales y sexuales. Mezclar y tantear. Según el diccionario de la Real Academia Española el batido es una bebida que se prepara combinando muy diversos ingredientes, pero también designa a la acción de explorar un terreno. Los cuentos, crónicas y poemas que integran Batido de Trolo, segundo libro de Naty Menstrual, fogosamente pueden acoplarse con la definición parida por la academia hispana. Textos de géneros anfibios, híbridos y siempre en disputa se abren paso en este libro. Como bien afirma Jorge Luis Peralta en el prólogo del volumen: "Este batido es, precisamente, esa voz que oscila entre la belleza y el horror, el humor y la tristeza, la ternura y la violencia, el sexo y el amor. Una voz que fuerza los géneros, que los degenera." Una literatura que derriba las convenciones textuales, y también las sexuales. Colaboradora del suplemento Soy de Página 12, artista plástica y performer, Naty Menstrual publicó en 2008 el volumen Continuadísimo y parte de su producción se anticipa al papel en el blog Literatura Travesti Trash. Organizados en cuatro bloques (Mi sexo, Mis ojos, +2 y Mi corazón), los textos de Naty Menstrual se baten y borran las difusas fronteras de género: cuentos atravesados por momentos poéticos, crónicas combativas paridas por la urgente realidad y poemas surcados por trazos narrativos de un humor negrísimo. Historias de chongos, travestis, maricas, taxiboys y disidentes sexuales que transitan a la deriva, y poniéndole el pecho -muchas veces siliconado-, el melodrama de la vida: "Fellini y Almodóvar no habían visto casi nada. Salvaje zoológico de bestias con calenturas desesperadas, deseos de amores eternos y más sos sólo un hueco que danzas de dulces caricias y tibios besos." Los textos de Naty Menstrual flirtean en primera persona con una tradición zurcida con retazos de la crónica barroca del chileno Pedro Lemebel (en "La ciudad sin ti está tan sola" se calza los tacones de purpurina del autor de Tengo miedo torero) y la poesía de la maldita Pizarnik, la agitada post dictadura ochentosa y los brillos lúmpenes del menemato, la irreverencia de un Copi menos afrancesado y más conurbano -incluso más escatológico- y las luces de diva cinematográfica de la Coca Sarly, las melodías del nuevo arrabal gay friendly y el submundo salvaje porteño que transitaron Enrique Symns y Pablo Pérez, los destellos del show mediático de Tinelli y las performances under de Batato Barea y Fernando Noy. Un territorio literario donde lo alto y lo bajo se revuelcan apasionadamente y, por un rato, borran sus fronteras. |
BATIDO DE TROLO
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