|
||
http://blog.eternacadencia.com.ar/archives/2013/28985 11/06/2013 · Blog Eterna Cadencia Nueve tipos de soledad, por Diego Zúñiga
Cuando empiezas a leer el cuarto relato de Poesía estupefaciente (Milena caserola, 2012) -el nuevo libro de Germán Maggiori (Lomas de Zamora, 1971) - adivinas que hay un punto de fuga, una historia inesperada, un lugar que desconcierta y fascina. El cuento se llama "Emú 2020 " y está protagonizado por unos científicos que viajan a Australia en busca de una mítica manada de emúes. Avanzas por el cuento y van quedando atrás esos personajes reventados, drogadictos, noctámbulos, jóvenes -o quizá no tan jóvenes - que encontramos en los primeros cuentos y en Entre hombres (Alfaguara, 2001), la primera novela de Maggiori. La violencia y el relato policial, Buenos Aires o los márgenes de Buenos Aires, las prostitutas y los rehabilitados. Ese era el mundo que conocíamos de Maggiori, y es el que descubrimos en los primeros relatos de este nuevo libro, pero llegamos a "Emú 2020 " y nos trasladamos a otro país, a otros personajes que parecen demostrarnos que en estos más de 10 años que han pasado desde su debut, algo cambió en Maggiori. En su escritura, en su mundo. * Recuerdo que compré Entre hombres en una librería de Corrientes. Estaba en medio de los saldos. Alguien me lo había recomendado, pero sin decirme mucho. No me había dicho, por ejemplo, que la novela ganó un concurso en el que el jurado estaba conformado, entre otros, por Rodrigo Rey Rosa, Juan Villoro y Alberto Fuguet: tres buenos escritores, tres buenos lectores. Tampoco me había dicho que se había publicado en 2001, pocos meses antes de diciembre, y que de alguna forma ese detalle definiría, en gran parte, el destino de la novela: terminar en saldos, convertirse en un pequeño secreto, pasar injustamente inadvertida. Este año, Edhasa la reeditará y la verdad es que si la vuelven a leer, la violencia de la novela está intacta: la rapidez de la prosa, las imágenes nítidas, perturbadoras, los códigos del género policial, la influencia del cine, Quentin Tarantino, las calles y la suciedad, la noche, Roberto Arlt, James Ellroy. Eso está intacto y también lo está en varios de los cuentos de Poesía estupefaciente. Aunque esta vez hay algo más * En estos cuentos abundan los remedios, los ansiolíticos, los antidepresivos, el delirio. Ninguno de los personajes quiere asumir nada. Todos arrancan. Están, como dice el epígrafe del libro -una cita de Gombrowicz, que cita a Dante - en la mitad del camino de sus vidas, y se encuentran en una selva oscura. El trabajo es siempre un problema, un lugar inhóspito. Un hombre ha vuelto de la rehabilitación y no puede olvidar la historia que vivió con un conejo, la imagen del conejo muerto en la habitación de esa granja a la que fue a rehabilitarse. Maggiori le da una importancia fundamental a las imágenes. Esa idea que tenía Mario Levrero ( "La literatura propiamente dicha es imagen ") recorre gran parte de estos nueve cuentos. Aunque por momentos, Maggiori decide contar estos relatos con un narrador en primera persona, que muchas veces pasa a hablar desde un nosotros, lo que inevitablemente le permite hacer del delirio palabras: "La nuestra era una banda de culto, me corrijo, la nuestra no era una banda, era la iglesia de una religión. No teníamos fans, teníamos fieles que creían que los dioses Peart, Lifeson y Lee habían inventado el sonido perfecto y nosotros éramos de los pocos elegidos para interpretar esa Biblia sonora. Éramos sumosacerdotes, hechiceros, apóstoles, médicos brujos. Así era ser el Gordo Rush, una aventura de jornada completa ", dice el protagonista del cuento "El baterista invisible ", miembro de la mejor banda tributo a Rush de Latinoamérica, un gordo que toca la batería y que vive una de esas noches desquiciadas en Buenos Aires. Los excesos. Eso se repite en estos relatos. El exceso de drogas y el exceso de soledad, también. Incluso, en "Emú 2020 ", que no ocurre en Argentina, pero cuyos personajes también viven en el delirio. No hay policías corruptos ni microtráfico, quizá, pero está la locura, que se presenta esta vez en un pueblito desértico de Australia, con mucha cerveza y un hipódromo entre medio. Hay un personaje que come Whiskas, hay estafadores, hay relaciones de amor extrañas, quebradas, muchas veces. Hay hombres que no pueden funcionar en el mundo laboral, porque el problema es la injusticia, el abuso de poder, el rechazo a tener responsabilidades: "El papifútbol está hecho a la medida exacta de las ambiciones y frustraciones del hombre común, es el lugar donde la fantasía doméstica de atropellar a tu jefe, pisarle la cara y escupirlo puede hacerse realidad sin que caigas preso o quedes sin trabajo, es uno de los pocos nichos donde cualquiera es capaz de mandar y ser mandado, es la democracia hecha deporte ", dice el narrador de "La campaña del noventa y tres ", la historia de un grupo de hombres que trabajan en una agencia que produce los viajes de estudio a chicos que están terminando la escuela. Después de "Emú 2020 " el tono es el que cambia, por momentos. La velocidad de los diálogos, la velocidad de la escritura disminuye y se vuelve un poco más reflexiva, pero sin abandonar la tensión. Un viaje de familia a Mar del Plata, un padre y un hijo, la vida en Buenos Aires, las distancias, una ciudad violenta y poco amable en su cotidianeidad. Un cuento que se llama "Dos tipos de soledad " y que remite a Richard Yates y su libro de cuentos, y que de alguna forma resume la vida de estos personajes que no quieren ser adultos, como escribe Maggiori: "Éramos viejos adolescentes o jóvenes inmaduros, seres que sistemáticamente nos negábamos a crecer ". |
||
|