Pensar la femineidad bajo los auspicios del sacrificio, es también pensar la relación de la mujer al trauma singular y colectivo, que, por este evento, ella revela. En este sentido, el sacrificio es un acto de desobediencia, siempre. Comprometido en contra de la moral común, hay un acto singular, situado en un tiempo y en un lugar preciso, sin vuelta atrás.
En Las tierras blancas se cuenta un día en la vida de Odiseo y su Madre. Es un domingo, hay elecciones, y el niño sale, como todos los días, a buscar comida. La Madre, en el rancho miserable donde viven, sigue su recorrido mentalmente, perdiéndose en divagaciones y recuerdos.
La lógica del sistema datos/algoritmos/plataformas se impone en todos los ámbitos de la vida social, y también en la industria cultural. Tiene muchas caras que requieren otras tantas convocatorias teóricas e intelectuales, y Berti no le saca el cuerpo al desafío. Los capítulos van abordando diferentes capas del fenómeno para ofrecer un panorama que sobreviva a la siguiente app que vendrá a cambiarlo todo cuando algunas cosas siguen sin cambiar. Berti se propone la nada fácil tarea de no dejar títere con cabeza, pero a la vez lo hace de manera sutil. No trata de abarcar todo porque sí, sino para poder dar cuenta de una forma muy capilarizada y elusiva del funcionamiento del capital y de los posibles puntos de fractura de una de sus ramas más importantes: la administración algorítmica de la cultura.
Brasil es un país enorme, no solo por sus dimensiones espaciales, sino sobre todo por su diversidad cultural. Todos hablamos un solo portugués, insisten algunos, ignorando y deslegitimando las variedades regionales, los dialectos europeos, el portuñol de nuestras fronteras, las cerca de 300 lenguas indígenas que aún sobreviven en nuestro territorio –a pesar de que el genocidio de sus hablantes, que comenzó hace más de 500 años, sigue, sin parar.
Este libro invita a reflexionar sobre nuestra manera de mirar el mundo, situarnos y actuar en él. Necesitamos reflexionar sobre qué estamos eligiendo legitimar como literario, qué estamos excluyendo cuando lo hacemos y por qué necesitamos pensar en nuestros propios límites y las fronteras que aceptamos recorrer.
En Hospital Israelita Z tenemos: Zombies. Policías coimeados con carne casher. Eruditos talmúdicos. Amigos entrañables. Intrigas amorosas. Traiciones de todo calibre. Campeones europeos de Krav Magá. Secuestros extorsivos. Tatuadores justicieros. Coleccionistas de estatuillas. Dealers barriales. Antisemitas rasos. Donjuanes jasídicos. Asesinos por venganza. Muñecos de Trump. Matrimonios que se aman y mucho más !! Baruj hashem!!!